Ayer fue un día raro. Por una parte me sentía liberado y por otra, vacío. Uf! En todo caso muy, muy satisfecho. Esto del crowdfunding es más duro de lo que parece. Pero con una respuesta como la vuestra, uno piensa que de verdad ha valido la pena.
Con los 8.000€ recaudados creo que nos llega para un libro de 160 páginas y 1.000-1.500 ejemplares, marcapáginas, postales y, novedad, una tirada de cuadernos del mismo formato, con la portada del libro. Estos días veo si salen las cuentas. Tengo la ilusión de que, más pronto que tarde, hagamos allí una de cuadernos.
Muchísimas gracias a todos. Haré todo lo posible para que el libro cumpla vuestras espectativas.
| A finales de febrero de 2015 viajo a Tindouf, curioso por saber cómo se saca partido a la vida en los campamentos de refugiados saharauis. Y lo hago con la misma pasión con que visité Roma, Estambul o Amorgós. Me encanta ver lo que esconde cada rincón de nuestro pequeño mundo. |
martes, 28 de julio de 2015
miércoles, 17 de junio de 2015
Crowdfunding
A partir de las 10:05h. de hoy, ha empezado la campaña de financiación para el libro Viajero en Tindouf.
Han sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.
Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.
Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding, apotando desde 20€ por un libro.
No olvidéis compartirlo!
http://vkm.is/viajeroentindouf
Para información, participar o compartir:
http://vkm.is/viajeroentindoufHan sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.
Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.
Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding, apotando desde 20€ por un libro.
No olvidéis compartirlo!
http://vkm.is/viajeroentindouf
martes, 16 de junio de 2015
Mañana comienza la campaña de financiación
Mañana, a partir de las 10:05h. comienza la campaña de financiación para el libro Viajero en Tindouf.
Han sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.
Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.
Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding que empieza mañana, apotando desde 20€ por un libro.
Y no olvidéis compartirlo!
Han sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.
Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.
Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding que empieza mañana, apotando desde 20€ por un libro.
Y no olvidéis compartirlo!
Epílogo en Madrid: La jaima que coloniza el Palacio
08.05.2015
Volví de los campamentos saharauis el 28 de marzo. Desde
entonces he estado preparando, escaneando y retocando mis dibujos,
trascribiendo mis notas escritas y publicando lo que me quedaba, en este blog y
en mi página de Facebook, Traveler inTindouf . La puesta a
punto de los dibujos ha sido laboriosa, porque los ha hojeado tanta gente en
los campamentos que el lápiz se difumina sobre el papel de acuarela que uso y
borrarlo conservando los trazos es muy delicado.
Pero en medio de mi tarea soy testigo y un modesto partícipe
de un hecho bonito y singular. El día 16 de abril, el artista Federico Guzmán,
comprometido hasta las orejas con la causa saharaui, plantó una jaima en el
Palacio de Cristal del Retiro Madrileño. Y con su elegante provocación, coloniza culturalmente ese edificio arraigado en
una de las épocas de más crudo colonialismo de la historia.
Fede me ha invitado a presentar mi Viaje a Tindouf en su
jaima, en su tuiza. Y el público, relajado y libre que es como invita a sentirse
una jaima, ha seguido con atención mi pequeña historia ilustrada y visto en
directo mis cuadernos.
Después,
Gulili Mankoojueves, 11 de junio de 2015
Bujdur: Baile, cocina, despedida
26 y 27.03.2015
Mañana hacemos una comida de despedida. Aziza, Jalima,
Abderrahman, hermanos pequeños de Shabu,
junto con un primo de ellos, están en mi cuarto, que es un salón, y ponen
música saharaui para bailar. Aquí que no hay alcohol, que la gente no sale a
cafés, pubs o discotecas, el baile es una dulce y divertida forma de despejar
las tensiones y recuperar el humor.
No es la primera vez que bailo con la familia. Nos reímos
mucho con mi torpeza. Pero esa gracia femenina de Aziza, de Jalima y de la
prima Jira que acude a ratos desde la cocina, me dejan fascinado. Es como un
andar adornado de sugerentes “arabescos” que complementan muy bien los
movimientos parcos y vigorosos de los hombres. La voz melancólica de los
cantantes y las quejas dulzonas que arrancan las cuerdas de los hajoujs
(primitivos laúds beduinos) me transportan directamente a las fogatas nocturnas
del desierto. Pena de no haberlo vivido allí.
Rendidos, acaban por sobre la alfombra y sigo alucinando,
encantado con con la familiaridad con que se quedan tumbados por un rato, allí,
en el mismo cuarto que yo duermo. Y mientras, Duaya, Shabu y Jira han estado
limpiando el servicio de té y preparando la comida, que continúan por la
mañana. Sidahmed, el mayor de los hermanos que viven con la familia, les ayuda
a desmenuzar la carne que guisan en grandes hoyas esféricas tapadas con bolsas.
El espectáculo del día 27 es precioso, por la variedad y
atractivo de los platos.
Cuánto lamento que la familia no se siente a comer con nosotros. Porque es
costumbre que quien invita (en este caso yo) esté acompañado exclusivamente con
los miembros dela familia más próximos a los invitados, (hoy son unos amigos de
Shabu y míos) mientras el resto come aparte y después. Así es la hospitalidad
saharaui.
La noche del 27 salgo en la caravana que nos lleva al
aeropuerto de Tinduf. En este viaje no he visto monumentos, pero sí una
sociedad monumentalmente acogedora. La morriña me durará semanas.
domingo, 7 de junio de 2015
Bujdur. Cosas de casa
26.03.2015
Mañana por la noche se acaba mi viaje y aún me queda un montón
de cosas por dibujar. Vine con la idea de que de que en esta tierra inhóspita,
donde nunca los saharauis habrían plantado sus jaimas, había mucho que disfrutar,
porque lo hay en todos los sitios. Y eso aquí se relaciona siempre con las
personas, con las familias. La forma en que la gente trata los objetos es lo
que da a un sentido estético a todo lo que les rodea.
Las ascuas de carbón son fundamentales para el té, porque
mantienen el agua a una temperatura adecuada durante el largo tiempo que dura
la ceremonia. Pero no imaginaba que en las casas se preparan con butano, en una
especie de badiles agujereados, como nuestras sartenes de castañas.
Otra observación que me seduce es la forma de presentar el
plato común de la comida, rodeado de trozos de pan. Porque el pan, junto con el
uso directo de la mano derecha, son los cubiertos de los comensales. Así cada
uno tiene lo necesario para la sección de plato que le corresponde. Me gusta
mucho la gracia con que lo disponen. Y Ahmet, con su elegante darráa entre las cabras.
Alguien me ha dicho que en Mauritania no se quitan el darráa ni los mecánicos
de coches. Y os aseguro que es una prenda nada fácil de llevar.
La actitud libre y relajada en la gaitun ya la había
dibujado, pero ahora quiero hacerlo con mi familia anfitriona. Aziza, Shabu y
el tío de ambas, descansan a su aire después del desayuno.
Acaban hoy mis apuntes con otra cosa que siempre me llamó la
atención y hoy, por fin, entiendo esa especie de corral de cabras, pero sin
ellas que tienen cerca de la jaima. No, no es un corral. Es un almacén abierto en plena calle. Lo entiendo ahora que están poniendo y quitando bártulos y
herramientas, en una panorámica en la que puedo mostraros la disposición de la jaima, al completo: De izquierda a derecha, la gaitun, la daar, el enorme remolque-contenedor que usan de almacén, la caseta del baño y el corral de cabras, allí, pequeñito.
Ahmet me dijo en una ocasión que allí nadie coge lo que no es
suyo. Puede que no sea cierto siempre y al cien por cien, pero es lo habitual.
domingo, 31 de mayo de 2015
Bujdur. Tiendas
25.03.2015
Quizá los había visto en algún reportaje sobre el África
subsahariana, pero nunca en directo. Me refiero a esos pequeños
establecimientos decorados a mano en sus paredes exteriores, con temas alusivos
a sus servicios. Cada vez que pasábamos por ellas era de paso hacia cualquier
otro lugar. Y ahora, a un par de días escasos del final de mi viaje, no quiero
perderme algunas de ellas. Así que aprovecho que Shabu quiere arreglarse un
corte de tela para hacer un pequeño periplo por esos simpáticos comercios.
El primero que me llama la atención es, precisamente, el
lugar al que me lleva Shabu. Una tienda de ultramarinos con una primera sala de
estanterías metálicas para los productos, sin especial interés, excepto por una
pareja de niños que me observan con cierta vergüenza mientras espero a Shabu
sentado en el suelo. Pero lo curioso es que en la salita contigua, a la modista
de Shabu la acompañan como tres o cuatro mujeres que preparan el té, pican
golosinas, charlan tumbadas en colchonetas y alfombras, mientras ella estira,
mide y corta la tela negra de mi anfitriona. Es un espectáculo que no deja de
admirarme: su placidez y relax me producen un extraño pudor y apenas me atrevo
a hacerles un apunte rápido. De nuevo es un sentimiento infundado, porque ellas
no se inmutan. En el exterior, pasamos por una peluquería con un estanco a su
lado y un restaurante que ha cerrado.
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