martes, 28 de julio de 2015

Gracias amigas, gracias amigos!

Ayer fue un día raro. Por una parte me sentía liberado y por otra, vacío. Uf! En todo caso muy, muy satisfecho. Esto del crowdfunding es más duro de lo que parece. Pero con una respuesta como la vuestra, uno piensa que de verdad ha valido la pena.

Con los 8.000€ recaudados creo que nos llega para un libro de 160 páginas y 1.000-1.500 ejemplares, marcapáginas, postales y, novedad, una tirada de cuadernos del mismo formato, con la portada del libro. Estos días veo si salen las cuentas. Tengo la ilusión de que, más pronto que tarde, hagamos allí una de cuadernos.

Muchísimas gracias a todos. Haré todo lo posible para que el libro cumpla vuestras espectativas.


miércoles, 17 de junio de 2015

Crowdfunding

A partir de las 10:05h. de hoy, ha empezado la campaña de financiación para el libro Viajero en Tindouf.

Para información, participar o compartir:
http://vkm.is/viajeroentindouf

Han sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.

Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.

Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding, apotando desde 20€ por un libro.

No olvidéis compartirlo!
http://vkm.is/viajeroentindouf


martes, 16 de junio de 2015

Mañana comienza la campaña de financiación

Mañana, a partir de las 10:05h. comienza la campaña de financiación para el libro Viajero en Tindouf.

Han sido casi cuatro meses de dedicación a un proyecto con el que he sido feliz. No sé que tiene esa gente de los campamentos, pero pensar en ellos me ha dado siempre una honda sensación de sosiego.
Sí, hay no sé qué en su genuina forma de ser, que nos hace sentir que recuperamos algo.

Claro que está el cabreo por la injusta situación que viven. Pero yo en este proyecto no quería mirar hacia ese lado. Al revés, quería ver y contaros las cosas bonitas y sencillas de allí, que vale la pena conservar si nos queremos a nosotros mismos como seres humanos. Es una cuestión de supervivencia propia.

Si queréis ayudar a que el mundo no olvide a este hermoso pueblo desterrado, en esta ocasión poniendo un libro grato de ver en vuesta librería, en vuestra mesilla o en la mesa de vuestro despacho, en la biblioteca pública de vuestra ciudad, en vuestro trabajo, en vuestro centro de enseñanza o el de vuestros hijos, participad en el crowdfunding que empieza mañana, apotando desde 20€ por un libro.

Y no olvidéis compartirlo!


Epílogo en Madrid: La jaima que coloniza el Palacio


08.05.2015
Volví de los campamentos saharauis el 28 de marzo. Desde entonces he estado preparando, escaneando y retocando mis dibujos, trascribiendo mis notas escritas y publicando lo que me quedaba, en este blog y en mi página de Facebook, Traveler inTindouf . La puesta a punto de los dibujos ha sido laboriosa, porque los ha hojeado tanta gente en los campamentos que el lápiz se difumina sobre el papel de acuarela que uso y borrarlo conservando los trazos es muy delicado.

Pero en medio de mi tarea soy testigo y un modesto partícipe de un hecho bonito y singular. El día 16 de abril, el artista Federico Guzmán, comprometido hasta las orejas con la causa saharaui, plantó una jaima en el Palacio de Cristal del Retiro Madrileño. Y con su elegante provocación, coloniza culturalmente ese edificio arraigado en una de las épocas de más crudo colonialismo de la historia.

Fede me ha invitado a presentar mi Viaje a Tindouf en su jaima, en su tuiza. Y el público, relajado y libre que es como invita a sentirse una jaima, ha seguido con atención mi pequeña historia ilustrada y visto en directo mis cuadernos.

Después, Liman Boicha y GabrielFlores, poeta y músico, han explicado en forma de cuentos y canciones, muchas cosas de la vida saharaui. Son dos actos de un programa variado y abundante que tengo oportunidad de disfrutar al día siguiente con la música hassani y el haul de Aziza Brahim y su grupo Gulili Mankoo.

Excelente colofón para un viaje que no cambiaría por el mejor de los destinos turísticos.





jueves, 11 de junio de 2015

Bujdur: Baile, cocina, despedida



26 y 27.03.2015
Mañana hacemos una comida de despedida. Aziza, Jalima, Abderrahman,  hermanos pequeños de Shabu, junto con un primo de ellos, están en mi cuarto, que es un salón, y ponen música saharaui para bailar. Aquí que no hay alcohol, que la gente no sale a cafés, pubs o discotecas, el baile es una dulce y divertida forma de despejar las tensiones y recuperar el humor.

No es la primera vez que bailo con la familia. Nos reímos mucho con mi torpeza. Pero esa gracia femenina de Aziza, de Jalima y de la prima Jira que acude a ratos desde la cocina, me dejan fascinado. Es como un andar adornado de sugerentes “arabescos” que complementan muy bien los movimientos parcos y vigorosos de los hombres. La voz melancólica de los cantantes y las quejas dulzonas que arrancan las cuerdas de los hajoujs (primitivos laúds beduinos) me transportan directamente a las fogatas nocturnas del desierto. Pena de no haberlo vivido allí.

Rendidos, acaban por sobre la alfombra y sigo alucinando, encantado con con la familiaridad con que se quedan tumbados por un rato, allí, en el mismo cuarto que yo duermo. Y mientras, Duaya, Shabu y Jira han estado limpiando el servicio de té y preparando la comida, que continúan por la mañana. Sidahmed, el mayor de los hermanos que viven con la familia, les ayuda a desmenuzar la carne que guisan en grandes hoyas esféricas tapadas con bolsas.

El espectáculo del día 27 es precioso, por la variedad y atractivo de los platos. Cuánto lamento que la familia no se siente a comer con nosotros. Porque es costumbre que quien invita (en este caso yo) esté acompañado exclusivamente con los miembros dela familia más próximos a los invitados, (hoy son unos amigos de Shabu y míos) mientras el resto come aparte y después. Así es la hospitalidad saharaui. 

La noche del 27 salgo en la caravana que nos lleva al aeropuerto de Tinduf. En este viaje no he visto monumentos, pero sí una sociedad monumentalmente acogedora. La morriña me durará semanas.























domingo, 7 de junio de 2015

Bujdur. Cosas de casa



26.03.2015
Mañana por la noche se acaba mi viaje y aún me queda un montón de cosas por dibujar. Vine con la idea de que de que en esta tierra inhóspita, donde nunca los saharauis habrían plantado sus jaimas, había mucho que disfrutar, porque lo hay en todos los sitios. Y eso aquí se relaciona siempre con las personas, con las familias. La forma en que la gente trata los objetos es lo que da a un sentido estético a todo lo que les rodea.
Las ascuas de carbón son fundamentales para el té, porque mantienen el agua a una temperatura adecuada durante el largo tiempo que dura la ceremonia. Pero no imaginaba que en las casas se preparan con butano, en una especie de badiles agujereados, como nuestras sartenes de castañas.
Otra observación que me seduce es la forma de presentar el plato común de la comida, rodeado de trozos de pan. Porque el pan, junto con el uso directo de la mano derecha, son los cubiertos de los comensales. Así cada uno tiene lo necesario para la sección de plato que le corresponde. Me gusta mucho la gracia con que lo disponen. Y Ahmet, con su elegante darráa entre las cabras. Alguien me ha dicho que en Mauritania no se quitan el darráa ni los mecánicos de coches. Y os aseguro que es una prenda nada fácil de llevar.
La actitud libre y relajada en la gaitun ya la había dibujado, pero ahora quiero hacerlo con mi familia anfitriona. Aziza, Shabu y el tío de ambas, descansan a su aire después del desayuno.
Acaban hoy mis apuntes con otra cosa que siempre me llamó la atención y hoy, por fin, entiendo esa especie de corral de cabras, pero sin ellas que tienen cerca de la jaima. No, no es un corral. Es un almacén abierto en plena calle. Lo entiendo ahora que están poniendo y quitando bártulos y herramientas, en una panorámica en la que puedo mostraros la disposición de la jaima, al completo: De izquierda a derecha, la gaitun, la daar, el enorme remolque-contenedor que usan de almacén, la caseta del baño y el corral de cabras, allí, pequeñito.  
Ahmet me dijo en una ocasión que allí nadie coge lo que no es suyo. Puede que no sea cierto siempre y al cien por cien, pero es lo habitual.





domingo, 31 de mayo de 2015

Bujdur. Tiendas



25.03.2015
Quizá los había visto en algún reportaje sobre el África subsahariana, pero nunca en directo. Me refiero a esos pequeños establecimientos decorados a mano en sus paredes exteriores, con temas alusivos a sus servicios. Cada vez que pasábamos por ellas era de paso hacia cualquier otro lugar. Y ahora, a un par de días escasos del final de mi viaje, no quiero perderme algunas de ellas. Así que aprovecho que Shabu quiere arreglarse un corte de tela para hacer un pequeño periplo por esos simpáticos comercios.

El primero que me llama la atención es, precisamente, el lugar al que me lleva Shabu. Una tienda de ultramarinos con una primera sala de estanterías metálicas para los productos, sin especial interés, excepto por una pareja de niños que me observan con cierta vergüenza mientras espero a Shabu sentado en el suelo. Pero lo curioso es que en la salita contigua, a la modista de Shabu la acompañan como tres o cuatro mujeres que preparan el té, pican golosinas, charlan tumbadas en colchonetas y alfombras, mientras ella estira, mide y corta la tela negra de mi anfitriona. Es un espectáculo que no deja de admirarme: su placidez y relax me producen un extraño pudor y apenas me atrevo a hacerles un apunte rápido. De nuevo es un sentimiento infundado, porque ellas no se inmutan. En el exterior, pasamos por una peluquería con un estanco a su lado y un restaurante que ha cerrado. 

Al día siguiente vuelvo con mi familia anfitriona a la zona de mercado y, mientras Shabu y su prima Jira compran cosas para la comida de despedida, me acerco a mi gasolinera favorita, la más imponente que he visto en mi estancia, porque le tenía ganas. Y luego a la carnicería de camello que hay junto a la tienda  de alimentación y que a penas boceto, cuando se acercan los que estaban allí, clientes y dueño, a curiosear, siempre simpáticos y amables. Frente a la tienda hay una gran esplanada donde paran los taxis, como el de Sidahmet, que me quedo con ganas de dibujar por falta de tiempo. Pero sí hago un apunte rápido de la campa junto a los taxis: una zona que parecería estar en las afueras y no en el centro de la wilaya, donde la gente se sienta a charlar y ver el atardecer. Completo el registro con una foto en la que aparece la encantadora Jalima, la hermana menor de Shabu que retraté al llegar a los campamentos. Podéis verla pinchando aquí