09/03/2015
Acompaño a Shabu a recoger su
diploma por el curso de celiaquía que ha hecho en el hospital de Rabouni. Después del acto, los participantes en el
curso organizan una comida en la zona de Sabti, a la que estoy invitado. Es mi
primera experiencia en pleno desierto. Lo primero que aprendo es que allí hay
zonas con árboles. Simplemente, no había caído en esa posibilidad.
El jamal
que eligen da una sombra magnífica. Un
enrejado combina
deliciosamente la brisa y la sombra. Las
chicas se han puesto a hacer la comida mientras el coche que nos ha traído
vuelve con la remesa de chicos. Hay quien se da una vuelta por las llanuras
arenosas hasta otro majal, supongo que gozando la libertad del desierto. A mí me
aconsejan que no me aleje solo. Y me pongo a observar al grupo bajo el árbol.
Luego me acerco a los chicos mediante el dibujo. Los saharauis son muy amables,
pero de entrada suelen mantener un punto de reserva. Les gustan mis retratos y
hacen bromas. Luego hemos comido arroz con camello (su carne preferida).
Las chicas van a pasear hasta sombra próxima mientras unos
chicos recogen y otros dormitan la siesta.
Luego ha venido el té. Amrabih airea
el carbón, mientras el agua se calienta en otras ascuas.
La última fiesta visual es la gasolinera en la que
repostamos al volver.
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